Españoles que cultivan fuera

4-10-09

Empresas alimentarias españolas apuestan por producir en el exterior para abastecer el mercado nacional y los de terceros países

VIDAL MATÉ

Comprar o arrendar tierras; cultivar, producir o contratar materias primas a buenos precios para el abastecimiento de sus necesidades son actividades cada día más socorridas para empresas españolas agroalimentarias en terceros países. En unos casos se trata de producciones para abrir nuevos mercados en o desde esas mismas zonas. En otros son materias primas que viajan a España. Es una nueva estrategia en el marco de la globalización de los mercados.

El sector aceitero ha sido uno de los primeros en salir para aumentar las producciones propias y lograr un mayor grado de abastecimiento. En esa línea se halla el fallido intento del grupo SOS (Carbonell), a través de Todolivo. El objetivo inicial era la plantación de hasta 100.000 hectáreas de olivares intensivos en todo el mundo y muy especialmente en Portugal y en el norte de África. Libia había sido uno de los países elegidos para desarrollar el proyecto. Los problemas financieros del grupo han supuesto el abandono de esta iniciativa, de la que ya hay unas 3.000 hectáreas plantadas en Portugal.

En la misma dirección está la estrategia de la empresa portuguesa afincada en España, Sovena, junto al grupo de distribución Mercadona, con plantaciones en Portugal y en Marruecos. Sovena es en la actualidad el interproveedor de aceite de oliva de la empresa de distribución valenciana.

El grupo Borges Pont cuenta con plantaciones propias en California, y dispone de alianzas con productores o con sociedades participadas en otros países como Chile, Egipto, Turquía, Jordania o Marruecos. Con esas producciones, el grupo cubre la demanda de venta en esas zonas, pero con las mismas también aborda su estrategia global para todos los mercados.

En el sector del aceite se halla también el grupo Acesur (La Española), que cuenta con acuerdos de colaboración para compra y maquila de aceituna con agricultores en Siria, así como con otras actuaciones similares en países del norte de África y Suramérica.

En zumos, José García-Carrión, presidente del grupo homónimo, es de la opinión de que, si las condiciones climatológicas permiten cultivar un producto en España, hay que hacerlo en el país, por lo que supone de apoyo a la producción agraria nacional. Además, considera que ello supone tener una fuente de aprovisionamiento cercana a la planta, lo que supone siempre una mayor calidad de la materia prima. Esta apuesta por la producción en España conlleva casi siempre la necesidad de poner en marcha estructuras y explotaciones modernizadas para lograr unas producciones en volumen y calidad competitivas.

Con esa filosofía, el grupo plantó 1.200 hectáreas en Huelva para la producción de cítricos, compra anualmente la producción de otras 1.000 hectáreas y ha propuesto la plantación de 6.000 hectáreas de viñedos en Castilla-La Mancha para la producción de uva para mosto.

En el caso de la piña y otras frutas tropicales, el grupo J. García-Carrión (Don Simón), ha llegado a un acuerdo con el Gobierno de Ghana para la plantación de 10.000 hectáreas de piña tropical autóctona para su transformación con destino fundamentalmente a los mercados comunitarios. La empresa española y las autoridades de ese país negocian las condiciones finales vía compra o mediante un alquiler a largo plazo. No se descarta la compra de piña a productores locales. La operación se hace con un socio local, una firma anglolibanesa, Forextra, y contempla igualmente la construcción de una planta de transformación con una inversión total de unos 20 millones de euros. En una primera fase se prevé una producción inicial de 300.000 toneladas de piña, unos 150 millones de litros de zumo. La apuesta del grupo por África se concreta también en abrir ese mercado a los zumos y el vino en Nigeria, Suráfrica o Angola como principales objetivos.

En frutas y hortalizas, las inversiones de grupos españoles para el aprovisionamiento de mercancía y para competir con la misma en los propios mercados comunitarios se han concentrado especialmente en los países del norte de África y muy especialmente en Marruecos. Fuentes del sector consideran que las inversiones han sido importantes por las grandes diferencias existentes en el precio de la mano de obra, pero muy inferiores a las previstas inicialmente ante las dudas que sigue ofreciendo la situación política y sobre todo, el hecho de que esas tierras sean en todo caso en arrendamiento y no en propiedad.

Las inversiones más importantes corresponden a las producciones de tomate, fresa, pimiento, cítricos y frutas de hueso. Entre los grupos españoles más importantes que tienen producciones en ese país se hallan Durán, Royal y Frutas Tani.

En conservas de hortalizas, agricultores e industriales navarros fueron pioneros en el cultivo de pimiento y espárrago baratos en Perú para su comercialización en el mercado español.

En vino son numerosas las empresas que han salido al exterior con la compra o plantación de viñedos, sobre todo en América. Se trata de actuaciones cuyo objetivo no es lograr un aprovisionamiento de materia prima o transformada para su comercialización en el mercado español o comunitario, sino como una medida para atacar desde esos países otros mercados. Éste sería el caso del desembarco en Chile del grupo Torres, de Codorníu en Argentina con la mirada puesta en el mercado de EE UU. Freixenet tiene sus inversiones con viñedos propios en California para operar en ese mercado, así como en Francia y en Australia.

En nueces, la única actuación corresponde al grupo Borges con la plantación de unas 1.000 hectáreas en California para la comercialización en ese país, así como en el resto de los mercados.

Pescadores sin fronteras

A diferencia del sector agroalimentario, cuya salida al exterior es relativamente reciente, se puede decir que la presencia en el exterior de la pesca y las industrias del sector ya es histórica, forzada por las circunstancias.

España es uno de los países con un mayor consumo de pescado por habitante, unos 40 kilos al año. Frente a unas capturas nacionales de 750.000 toneladas, España compra anualmente 1,4 millones de toneladas. Esta situación forzó a las empresas del sector a buscar sus aprovisionamientos en los caladeros de todo el mundo, en una estrategia de acuerdos con terceros países o empresas mixtas para operar en las zonas más ricas del mundo.

En esta estrategia se hallan los grandes grupos en el sector de pesca y las conservas como

Freiremar, Pescapuerta, Vieira, Grupo Calvo o Pescanova, con barcos de pesca, factorías en tierra e instalaciones de acuicultura en América y África.

Entre ese grupo de empresas destaca la estrategia de Pescanova, uno de los principales grupos pesqueros del mundo, con más de un centenar de barcos y con producción en capturas de 120.000 toneladas, junto a otras 80.000 toneladas de acuicultura, sobre todo en terceros países.

La empresa gallega tiene una producción de 50.000 toneladas de trucha y salmón en Chile y de langostino en Centroamérica, y prepara el desembarco en Angola analizando cientos de miles de hectáreas de ríos y lagos para la producción del pescado por su bajo precio. Actualmente, las importaciones se hacen desde Vietnam procedentes del río Mekong, y el objetivo de Pescanova es la producción inicial de unas 10.000 toneladas en Angola.

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