Estudio revela que palma aceitera y soya se cultivan en bosques talados de manera ilegal

4-6-2021, Mongabay
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Los campos de soya van avanzando en la Amazonía sur de Brasil.Foto: Rhett A. Butler

Yvette Sierra Praeli

Según una investigación de Forest Trends en América Latina el 88 % de la deforestación para los agronegocios es de origen ilegal.

En la región, Brasil lidera la lista de países más deforestados seguido por Bolivia, Colombia, México y Perú.

La deforestación ilegal y cultivos como la soya, palma, cacao y café están directamente relacionados. Según un estudio publicado recientemente por Forest Trends, el 88 % de las tierras en América Latina que se dedican a la agricultura comercial o agronegocios, así como a la pequeña agricultura doméstica han sido deforestadas de manera ilegal.

Esta cifra que corresponde a los bosques en Latinoamérica es superior al 66 % de deforestación ilegal en África y al 41 % en Asia de pérdida de bosques de manera ilegal que se dedican a las actividades agropecuarias.

La investigación que abarca la pérdida de bosques tropicales del mundo, ocurrida entre los años 2013 y 2019, revela que en ese periodo de tiempo se deforestaron 34 millones de hectáreas en América Latina, casi la mitad de la cantidad de hectáreas totales contabilizadas por el estudio, que asciende a 77 millones de hectáreas.

«Si bien la agricultura de subsistencia y la tala siguen contribuyendo a la deforestación, la expansión agrícola a escala comercial se reconoce ahora como, con mucho, el principal impulsor de la deforestación en todo el mundo», indica el reporte Cosecha ilícita, insumos cómplices: el estado de la deforestación ilegal para la agricultura.

Las cifras de la deforestación

El reporte de Forest Trends también nos recuerda que en el año 2010 el Foro de Bienes de Consumo acordó lograr una deforestación neta cero para el año 2020 en cuatro sectores prioritarios: soya, aceite de palma, papel y celulosa, y carne de res. Este foro reúne a unos 400 ejecutivos de fábricas y proveedores de servicios en 70 países del mundo que para el 2014, cuando se firmó la Declaración de Nueva York sobre los Bosques, se comprometieron a trabajar para reducir la deforestación en el planeta. Sin embargo, este compromiso no se ha cumplido y como indica el informe, cultivos de soya y palma, así como el creciente mercado de la ganadería avanzan sobre bosques primarios en todo el mundo.

Durante el periodo de investigación que señala el estudio, la pérdida promedio anual de bosques tropicales aumentó a más de 11 millones de hectáreas por año, en comparación con las 7.3 millones de hectáreas anuales en los primeros 12 años de este siglo.

Según la investigación, la soya, el aceite de palma y los productos ganaderos impulsan las cifras mundiales de deforestación ilegal, pero otros productos como el cacao, el caucho, el café y el maíz, también tienen su cuota en esta pérdida de bosques.

Brasil encabeza la lista mundial con 20.4 millones de hectáreas perdidas entre 2013 y 2019, seguido por Indonesia y República del Congo. Pero a nivel regional, entre los países de Latinoamérica, a Brasil le sigue Bolivia con 2.5 millones de hectáreas deforestadas, en tercer lugar va Colombia con 1.8 millones de hectáreas, México con 1.6, Perú con 1.5, Paraguay alcanza 1.1, mientras que Argentina llega a 1 millón de hectáreas y Honduras a 0.6. Los 3.4 millones de hectáreas deforestadas restantes se distribuyen entre otros países de la región.

«El impacto del agronegocio es lo que más causa la deforestación en los bosques tropicales. En América Latina, sin considerar la deforestación por minería y petróleo, la pérdida de bosque por los commodities (materia prima) es muy grande», menciona Beto Borges, director de la Iniciativa de Gobernanza Territorial y Comunidades de Forest Trends.

Borges hace referencia a las cifras del estudio para los países de América Latina, las mismas que indican que en Brasil el 95 % de la deforestación de bosque tropical es ilegal, en Colombia llega al 89 % y en Perú el 50 % de la pérdida de sus bosques tiene origen ilícito.

«Cada país tiene su dinámica, la ganadería está presente en tres países, por ejemplo, pero algo que ocurre en toda la Amazonia son las invasiones y el trafico de tierras, relacionado con los grandes especuladores de tierras», agrega Borges.

Otra cifra en esta investigación para tener en cuenta indica que por lo menos el 69 % de la conversión agrícola se llevó a cabo en violación de las leyes y regulaciones nacionales.

«La presión sigue aumentando y mucho más dentro de la coyuntura política en nuestros países de la Amazonía. En Brasil, Bolivia, Colombia y Perú, la deforestación esta aumentando», señala Borges. Comenta, además, que con la pandemia los pueblos indígenas están más vulnerables a la deforestación pues la presión sobre sus territorios se ha intensificado.

Borges también se refiere a la conexión que existe entre la producción de los commodities y la demanda. «Se debe demostrar a los importadores el impacto que están teniendo sus compras en los bosques. El único mecanismo para frenar la deforestación es la presión económica en los países».

La propuesta de una regulación a nivel de países importadores de commodities como la soya y el aceite de palma se incluye también en el informe publicado por Forest Trends. «Para detener una mayor pérdida de bosques, la Comisión Europea (CE), el Reino Unido y los Estados Unidos (EEUU) están considerando legislación u otras medidas comerciales que prohibirían la importación de productos cultivados en tierras convertidas ilegalmente».

Julia Urrunaga, directora de la Agencia de Investigación Ambiental (EIA por sus sigla en ingles) en Perú, dice que junto a otras 28 organizaciones enviaron una carta a la nueva administración de Estados Unidos de Joe Biden y Kamala Harris, así como al Congreso de ese país para pedir acciones que enfrenten la deforestación mundial.

«Lo que se plantea es que se prohíba el ingreso a Estados Unidos de commodities que sean producidos en áreas que han sido deforestadas ilegalmente según las normas del país de origen», indica Urrunaga y explica que para ello el país comprador tiene que asegurarse de contar con la trazabilidad del producto hasta su origen. «Los productores deben contar con un mejor récord de su cadena de producción para poder entrar en estos mercados».

Urrunaga también informó que el senador norteamericano Brian Schatz, del partido Demócrata, ha presentado un proyecto de ley sobre este tema. La propuesta obligaría a las empresas importadoras de productos básicos como carne de res, cuero, aceite de palma, soya y cacao que conozcan dónde se originan estos insumos y se aseguren que se produzcan de acuerdo con las leyes del país.

«No se trata de crear nuevas leyes en países productores sino de poner requerimientos en los países consumidores para que no generen violación de leyes en las naciones de origen de estos insumos», señala la directora de EIA y agrega que la Unión Europea esta planteando normas similares.

Brasil: el gran productor de soya

El estudio ubica a Brasil como el país con mayor deforestación en el mundo, pero además señala que «por lo menos el 95 % de toda su deforestación fue ilegal».

El informe también señala que América Latina ha sido el mayor productor de emisiones de carbono debido a la agroconversión ilegal y ello se debe, principalmente, a la pérdida masiva de bosques en Brasil asociada a los incendios de los últimos años.

«El Gobierno de Brasil informa que la tasa anual de pérdida de bosques primarios en 2020 fue un 26 % mayor que en 2012. Brasil perdió 20 millones de hectáreas de cobertura forestal entre 2013 y 2019, más de una cuarta parte de la pérdida total de bosques en todos los trópicos», indica el informe.

También se señala que el principal impulsor de la deforestación fue la agricultura comercial y que los principales productos agrícolas responsables de la deforestación en Brasil son la carne de res y la soya.

«Los pastos impulsaron el 74 % y la soya el 20 % de la pérdida de bosques en Brasil», añade el reporte, pero precisa que la soya muchas veces desplaza los pastizales ocasionando que la expansión ganadera se traslade a la Amazonía.

Según el análisis de Forest Trends, casi toda la agroconversión en Brasil es ilegal, y esta ha quedado en evidencia por la falta de permisos para la tala de bosques, los títulos de propiedad que califican de fraudulentos y el incumplimiento de los requisitos del Código Forestal.

Beto Borges, de Forest Trends, indicó que existe un «debilitamiento de las políticas de conservación en Brasil» y menciona el proyecto de ley para flexibilizar las regulaciones ambientales que ha sido aprobado en la cámara Diputados y ahora se discutirá en el Senado.

Borges también se refiere a las presiones que enfrentan los territorios indígenas cuya deforestación no supera el 0.8 %. «Sabemos que esta deforestación ilegal está en las fronteras de los territorios indígenas y la presión sigue aumentando. En países amazónicos como Brasil, Bolivia, Colombia y Perú la deforestación esta aumentando».

Bolivia: el segundo país más deforestado

Sobre el caso de Bolivia, el informe de Forest Trends señala que por lo menos el 80 % de la pérdida de bosques se debe a la agricultura comercial, así como a la promoción de la ganadería como estrategia nacional.

Este país es el segundo en Latinoamérica con mayor deforestación de sus bosques. Las cifras indican que entre 2013 y 2019 perdió 2.5 millones de hectáreas.

Adicionalmente, los incendios forestales del 2019 dispararon la deforestación, señala el informe. Ese año se quemaron más de cinco millones de hectáreas principalmente en el bosque seco chiquitano. El 2020 nuevamente el fuego arrasó con casi cuatro millones de hectáreas, principalmente en El Chaco y El Pantanal.

Las normas que permiten las quemas controladas y eximen de multas a quienes causan deforestación también son mencionadas en el estudio como una forma de favorecer a la agroindustria

Miguel Angel Crespo, director de Productividad Biosfera Medio Ambiente (Probioma), se refiere a los incendios forestales ocurridos en los últimos años. Crespo menciona que en 2013 se contabilizaron 7309 focos de incendios, pero para el 2019 esta cifra aumentó a 55 975 y en el 2020 los focos de incendios llegaron a 42 910.

«Casi siete veces mas en un periodo de ocho años. Muchas de estas quemas son ilegales pero están promovidas por las normas que se dieron durante el gobierno de Evo Morales y que en realidad han sido un impulso a los agronegocios», señala Crespo. «En Bolivia se puede inferir que las ilegalidades las comete el gobierno a través de decretos, leyes y normas», añade.

Crespo también menciona que en Bolivia la soya ocupa el 45 % del total del área sembrada del país, pero que además se está proponiendo instalar cultivos de palma aceitera. «Aún no se cultiva palma, pero se esta impulsando para la producción de biodiesel».

Colombia: acaparamiento de tierras

En Colombia, entre los años 2013 y 2019 se perdieron 1.8 millones de hectáreas. La razón —según el estudio de Forest Trends— ha sido principalmente el acaparamiento de tierras bajo el pretexto de impulsar la ganadería, además del cultivo de coca ilegal.

Se calcula que el 89 % de la deforestación es ilegal en Colombia. No obstante, la investigación sugiere que esta estimación puede ser mayor tanto en este país como en el resto de Latinoamérica. «La transición de Colombia a la paz condujo a un aumento de la deforestación en las áreas que antes estaban controladas por las FARC donde la cubierta forestal había dado previamente una ventaja a estos grupos». señala el informe.

Rodrigo Botero, director de la Fundación para la Conservación y el Desarrollo Sostenible (FCDS), reafirma lo que dice el estudio. «Gran parte de ganaderización de las tierras esta orientada a la apropiación y acaparamiento del territorio, adquirirla sin costo o a precios bajos».

Botero también señala que la tierra invadida inicialmente por comunidades vulnerables termina en manos de grandes inversionistas. «Claramente los grandes acaparadadores y compradores hacen su negocios para agricultura mecanizada. Hay una búsqueda de tierras para comodities emergentes como la soya, la carne, la palma y el mercado de maderas, así como para negocios alrededor de los bonos de carbono«.

Perú: la palma el principal cultivo industrial

La deforestación en Perú, según el reporte, alcanza los 1.5 millones de hectáreas en el periodo entre 2013 y 2019, y el 50 % de esta pérdida de bosque tiene origen ilegal.

Las causas —según el estudio— están en un panorama mixto de agricultura a gran escala y de pequeña escala, con café, cacao y aceite de palma como los mayores responsables de la conversión de bosques en campos de cultivo.

«Claramente la palma es un motivo de avance de la deforestación”, dice Julia Urrunaga de la EIA, y agrega que si bien en Perú la deforestación está relacionada principalmente a la agricultura a pequeña escala, en realidad existe un impulso de la industria detrás de esta conversión de tierras. «Hay investigaciones abiertas que señalan que las empresas impulsan la deforestación a pequeña escala y luego compran estos terrenos ya deforestados».

Urrunaga también menciona que otra modalidad que han encontrado en empresas ligadas al cultivo de palma ha sido la compra de tierras en bosques primarios. «Se titulan a pequeños propietarios y después las empresas que son parte del grupo económico, van comprando los predios».

La directora de EIA señala que también se debe tener en cuenta cómo se registran estas compras en los estudios nacionales. «Me temo que esas tierras figuran como deforestación a pequeña escala. Hay que revisar cómo se esta recogiendo la data y como la industria esta tratando de ocultar esa deforestación industrial».

«Casi el 100 % del cambio de uso en Loreto y Ucayali es ilegal», menciona Urrunaga, afirmación que sustenta en las respuestas oficiales a sus solicitudes de información sobre cambio de uso de suelo a las Autoridades Regionales Forestales y de Fauna Silvestre de los Gobiernos Regionales de Ucayali y de Loreto, data que ha solicitado para un nuevo estudio que realiza EIA.

La autoridad forestal de Ucayali respondió que desde el año 2012 había entregado cuatro resoluciones para cambio de uso de tierras por un total de 75.13‬ hectáreas. Sin embargo —indica Urrunaga— el Programa Nacional de Conservación de Bosques para la Mitigación del Cambio Climático (PNCBMCC) del Ministerio del Ambiente, señala que la pérdida de bosque para el período 2012-2018 en Ucayali alcanzó 209 409 hectáreas.

«Esto significa que por lo menos 209 300 hectáreas fueron deforestadas ilegalmente pues, según el propio gobierno regional, solo se aprobó la autorización de cambio de uso para 75 hectáreas», precisa Urrunaga.

En cuanto a Loreto, la autoridad forestal entregó solo dos resoluciones de cambio de uso de suelo que se otorgaron a una empresa dedicada al cultivo de palma. Sin embargo, la compañía no estableció sus plantaciones agroindustriales, por lo tanto, la deforestación autorizada no se realizó.

No obstante, las cifras oficiales indican que entre 2012 y 2018 la pérdida de bosque en Loreto alcanzó 213 544 hectáreas —señala Urrunaga—, lo que quiere decir que el total de esos bosques habría sido deforestado ilegalmente pues no contó con la aprobación de la autorización de cambio de uso.

«No es un problema de la normatividad, sino de falta de acciones del Estado peruano. Si puedo ver imágenes satelitales y puedo ver que hay deforestación y no he aprobado ninguno permiso, se tiene que aplicar las sanciones de acuerdo a la ley. La gente no tiene interés en seguir los procedimientos y las autoridades no están interesadas en hacer cumplir la ley», sentencia Urrunaga.
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