Los bunong, SOCFIN y el millonario francés

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IGWIA | abril 2018 [EN]

(Extracto de Mundo indiǵena 2018 del IWGIA)

Los bunong, SOCFIN y el millonario francés

En diciembre de 2008, cuando subió el precio del caucho, los pueblos indígenas bunong de la comuna Bousra se despertaron una mañana con la novedad de que unas 10,000 hectáreas cercanas de bosques y miir[9] habían sido concedidas por el gobierno a un grupo económico liderado por una vieja empresa francesa colonial, SOCFIN, ahora subsidiaria del millonario Vincent Bolloré.[10] La concesión era para que SOCFIN convierta las tierras bunong en una plantación de caucho. En esta decisión, los bunong no fueron informados antes del arribo de las topadoras de SOCFIN y nunca consintieron lo que ocurrió después. Sin aportar beneficios claros a las siete comunidades afectadas, la operación provocó “un desastre cultural, ecológico y económico” para la mayoría de la población de Bousra que continuó durante 2017.[11]

Previsiblemente, mientras la empresa procedió a talar el bosque y limpiar las tierras, la población protestó. La protesta crecía, pero el Estado y la empresa desconocieron sus reclamos. Llegó un punto en que un numeroso grupo de manifestantes bunong finalmente se dirigió a las oficinas de la plantación y comenzó a destruir las máquinas. Esto llamó la atención de las autoridades locales y de la compañía. El gobierno respondió iniciando un kafkiano proceso de reconocimiento territorial, mientras reconocía rápidamente títulos de propiedad individual. La empresa ofreció pequeños pagos para hogares bunong individuales, acuerdos de intercambio de tierras, y la oportunidad de convertirse en “familia cauchera” mientras inició un mecanismo de negociación llamado “comité tripartito” entre los intereses estatales-corporativos-comunales, para encontrar soluciones a los problemas creados por el acaparamiento de tierras cometido por la compañía. Estas respuestas lograron generar divisiones entre las comunidades y volvió más difícil la movilización colectiva; a partir de allí ya no hubo protestas masivas. Sin embargo, estas respuestas no lograron generar una satisfacción local general y, a partir de ello, surgieron dos hechos inesperados: una demanda legal internacional contra SOCFIN y la germinación de un partido político propio de los pueblos indígenas. El Partido Democrático de los Pueblos Indígenas de Camboya (CIPDP) creció a partir de la experiencia del pueblo Bunong en Bousra. Que a partir de allí haya ganado espacio en otras comunidades indígenas se debe a que experimentaron igual desconsideración de su derecho al consentimiento libre, previo e informado sobre proyectos de desarrollo de gran escala, y abandonaron la esperanza de que el actual gobierno haga cumplir las leyes vigentes. El caso contra SOCFIN fue el primero en la Corte Regional de París en 2015, y formula cargos contra su empresa filial, la Compañía de Camboya, cuyo principal accionista es Vincent Bolloré, una de las personas más adineradas del mundo. La demanda acusa a Bolloré y la Compañía de Camboya de graves delitos económicos y violaciones a los derechos humanos a través de su subsidiaria SOCFIN en Bousra. Para remediarlos, la demanda llama a devolver la tierra y compensar a los afectados por los daños causados.

Según fuentes anónimas, las audiencias previas del caso continuaron entre 2016-2017. Unas 90 familias bunong se encuentran entre los demandantes. Si el caso llega a juicio, se espera que algunos o todos los demandantes testifiquen contra Bolloré en París. Dichos testimonios, como mínimo, provocarán el embarazo público de Bolloré y, como máximo, significarán un significativo golpe financiero a sus arcas. Previsiblemente, en Bousra los gerentes de SOCFIN ejercen presión sobre los demandantes para que abandonen el caso. Por su parte, las ONG indígenas y otras organizaciones ofrecen su apoyo para que persistan. Se trata de una situación relativamente inusual para los pueblos indígenas de Camboya, ya que cuentan con limitados recursos en las cortes de su país y la mayoría de las empresas extranjeras titulares de concesiones de tierras en Camboya provienen de países (como China, Vietnam y Malasia) que no cuentan con dichos mecanismos de responsabilidad sobre la conducta empresarial transnacional. SOCFIN se presenta a sí misma como proveedora de “agricultura tropical responsable”, mientras muchas otras plantaciones se abstienen de proyectar una imagen pública.

[9] Término bunong para la agricultura de rotación.
[10] Las prácticas de SOCFIN han sido denunciadas por abusos contra los derechos humanos en Camerún, Liberia y Costa de Marfil, además de Camboya. Desde 2015, los accionistas corporativos han sido objeto de campañas públicas de desprestigio a través de protestas coordinadas organizadas por las comunidades afectadas y dos ONG, Grain and ReAct. https://news.mongabay.com/2015/06/coordinated-protests-hit-socfin-plantations-in-four-countries/
[11] Así es como se describe en una citación judicial por Fiodor Rilov, el abogado francés que representa a la parte demandante (copia proporcionada al autor por Rilov).


(Extracto de Mundo indiǵena 2018 del IWGIA)
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