ARU: “Nadie quiere que vengan países a instalarse [en el campo] en Uruguay".

(Foto: Presidencia.gub.uy)

El Espectador (Montevideo) | 16.09.2010 | extracto

El presidente de la República, José Mujica, le trasmitió ayer a la Asociación Rural del Uruguay (ARU) su preocupación por la posibilidad de que otros estados compren extensiones de tierra en Uruguay. En diálogo con En Perspectiva el presidente de la ARU, Manuel Lussich, aseveró: “Nadie quiere que vengan países a instalarse en Uruguay”. De todas formas, explicó que “en el caso de Uruguay es algo todavía bastante remoto” que el fenómeno vaya a suceder. La afirmación radica en que “tendrían que ser superficies realmente importantes que en Uruguay no existen”, señaló el ingeniero. El líder de la gremial dijo que no ha surgido ninguna oferta concreta, pero, a modo de prevención, hay que “ir armando algún tipo de legislación”.

(emitido a las 09.06 Hs.)

EMILIANO COTELO:

El presidente José Mujica está preocupado por la posibilidad de que otros Estados compren grandes extensiones de tierra en Uruguay. Así se lo trasmitió ayer a los dirigentes de la Asociación Rural con quienes se reunió en la sede de la institución, en la Expo Prado.

Según fuentes gremiales que consultó En Perspectiva, la intención de Mujica es legislar sobre esta materia, aunque admitió que no es fácil enfrentarse a esta posibilidad.

Y no es una posibilidad teórica la que mueve al presidente. En Uruguay ya ha habido sondeos concretos en esta dirección.

Tal como informamos ayer En Perspectiva, en marzo de este año una delegación de Arabia Saudita le expuso a las nuevas autoridades de gobierno su interés en adquirir tierras en nuestro país para dedicarlas a la lechería.

Vale la pena ordenar algunos antecedentes en torno a este fenómeno

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EC - ¿Qué es lo que está pasando en el mundo en esta materia?

JUAN ANDRÉS ELHORDOY:

Esta tendencia de compras masivas de tierras viene creciendo en el tiempo, y se da a través de modalidades diferentes. En algunos casos quien compra las tierras es un Estado. En otros, las operaciones están a cargo de empresas privadas pertenecientes a esos Estados. Y, finalmente, también hay una corriente protagonizada por empresas cien por ciento privadas.

EC - Si vamos al caso de compras de tierras realizadas por países, ¿cuáles son los más activos? ¿Qué países sobresalen?

JAE - Uno de los que más se destaca es Arabia Saudí. El Estado en sí mismo ha comprado superficies en África, principalmente en Etiopía y Sudán. Pero también figura el holding saudí Bin Laden Group, que, por ejemplo, en 2008 firmó un acuerdo en nombre del Consorcio de Alimentos de Medio Oriente para invertir 4.300 millones de dólares en Indonesia, con la adquisición de 500.000 hectáreas para la producción de arroz.

China también está invirtiendo masivamente en la compra de tierras: el año pasado las compras chinas abarcaban dos millones de hectáreas de cultivos entre el este de África, Filipinas y Asia Central.

Otros países que se han lanzado a la compra de tierras fértiles son Egipto, Bahrein, diversos Estados del Golfo Pérsico, India o Japón, países que poseen abundantes petrodólares pero cuentan con escasas zonas cultivables en relación a su población

EC - ¿Cuáles son las razones que explican este fenómeno?

JAE - Las más mencionadas son: la preocupación por la seguridad alimentaria (o sea, asegurar el acceso de sus poblaciones a los alimentos), el interés por producir biocombustibles en gran escala, la intención de ampliar su acceso a fuentes de agua y la búsqueda de petróleo.

EC - Veamos el caso particular de Arabia Saudita que, por lo visto, ya ha puesto su atención en Uruguay…

JAE - Según un informe publicado en 2009 por la ONG Grain, Arabia Saudita ya había comprado grandes extensiones en Etiopía y Sudán.

Las crónicas relatan, por ejemplo, que el año pasado el Rey Abdullah realizó una ceremonia para recibir el primer lote de arroz producido en Etiopía, que era parte de la primera cosecha producida bajo esta modalidad.

El informe de la ONG decía: “este programa (de Arabia Saudita), uno de los más potentes, sigue la tendencia que arrasa al mundo pobre: países que exportan capitales, pero importan alimentos, están subcontratando a la producción agrícola a países que necesitan capital, pero tienen tierra disponible. En vez de comprar alimentos en mercados mundiales, estos Estados se aseguran el suministro de productos a partir de sus propias producciones.”

EC - Ya mencionamos algunos de los países a donde se están dirigiendo estas compras masivas de tierras. Citamos a Etiopía y Sudán. Pero podemos ver una lista más completa…

JAE - La nómina incluye también a Pakistán, Kazajstán, Camboya, Birmania, Uganda, Filipinas, Indonesia, Laos, Turquía, Ucrania, Tailandia, Mozambique, Tanzania, Uganda, Zimbabue, Ruanda, Zambia, Madagascar, Nigeria, Camerún, Brasil, Perú, Bolivia, Ecuador, Colombia y Argentina

EC - ¿Por qué la FAO advirtió acerca de los perjuicios de este modelo?

JAE - Un informe preparado por el Instituto Internacional para el Medio Ambiente y el Desarrollo y conocido en mayo de 2009, sostiene que estas operaciones pueden crear muchas oportunidades en los países que venden las tierras. Por ejemplo: salidas comerciales, creación de empleo, multiplicación de inversiones en infraestructura e incremento de la productividad agrícola.

Pero también advierte que estas inversiones pueden ser muy perjudiciales si se excluye a la población local de la toma de decisiones sobre la adjudicación de tierras y no se protege su derecho.

EC - Y si venimos a nuestra región, el Mercosur, antes de esta discusión que está proponiendo ahora el presidente Mujia, el tema apareció en la agenda pública en Brasil…

JAE - A comienzos de agosto, el ex ministro de Hacienda, Antonio Delfim Netto, recomendó tener precaución con las ventas de tierras a empresas de China, o empresas controladas por el Estado chino o empresas que tienen participación del Estado chino.

“Los chinos compraron África y están intentando comprar Brasil”, dijo el ex jerarca al diario O Estado.

El matutino informó que la mayor empresa china del sector, China National Agricultural Development Group Corporation, que opera en 40 países y tiene 80.000 empleados, comunicó en abril su interés por comprar tierras brasileñas para producir soja y maíz, especialmente en el estado de Goiás.

EC - ¿Qué hizo Brasil?

JAE - El gobierno decidió restringir la venta de tierras a empresas controladas por extranjeros a efectos de no perder el control de un sector considerado estratégico ante el aumento de la demanda de productos agrícolas y la escasez de alimentos. La medida no es retroactiva, limita la superficie total que una empresa extranjera puede tener, que puede ir de 250 a 5.000 hectáreas, según la región, y establece que la suma de las áreas adquiridas no puede superar el 25% del tamaño de cada municipio. El Poder Ejecutivo fijó una norma con el argumento de que la Constitución brasileña establece que el Estado tiene que reglamentar el capital extranjero en sectores considerados estratégicos, y esta nueva regulación incorpora la propiedad de la tierra como algo estratégico para un país.

El jefe de la Abogacía General de la Unión, Luis Lucena Adams, aclaró que las restricciones no buscan excluir la participación foránea en la producción agropecuaria de Brasil, sino recuperar el control nacional sobre la propiedad de la tierra. Concluye: “Brasil creció, atrajo el interés de los extranjeros, necesitamos tener el control estratégico sobre la agropecuaria. No se trata de una visión de soberanía sino de una forma de preservar el país del dominio del capital extranjero”.

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EC - ¿De qué manera figuró este tema en la visita del presidente Mujica ayer a la Junta Directiva de la ARU? ¿Qué otros asuntos se trataron en esa reunión acá en la Expo Prado?

Vamos a conversarlo con el presidente de la gremial, ingeniero agrónomo Manuel Lussich.

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EC - ¿Cómo surgió esta preocupación en la charla que tuvieron ayer con el presidente?

MANUEL LUSSICH:

La inquietud surgió de boca del presidente, él sacó el tema. Diría más, además de festejar el aumento del producto bruto del segundo trimestre, el único tema que planteó el presidente fue este. El espíritu del presidente fue simplemente trasmitirnos su inquietud, y quedamos en analizar el tema y tener una conversación más adelante para ver cuál es la posición oficial de la ARU.

Si bien es un tema que hay que analizar, nos parece a primera vista y por lo que conversamos ayer con otros miembros de la Junta, que Uruguay tiene un sistema de propiedad de la tierra que hace muy difícil que ocurran cosas como las que ustedes estaban comentando que pasaron en África y en otras regiones, en Brasil, donde hay enormes extensiones de tierra en poder del Estado. Para poder hacerse de una superficie que tenga relevancia para un país como Arabia Saudita y ni hablar para China, tendrían que ser superficies realmente importantes que en Uruguay no existen, están en manos privadas, habría que negociar con una cantidad enorme de propietarios, lo que llevaría a un aumento muy importante de los precios de la tierra por una demanda agregada que entraría de manera violenta en el mercado. Lo que hubo fueron algunos planteos.

EC - ¿El presidente confirmó ese interés planteado por Arabia Saudita?

ML - Hasta donde yo sé, no hubo un interés concreto.

EC - Hubo un sondeo.

ML - Lo que hubo fue algún tanteo para ver cómo era la cosa. En la primera reunión que tuvimos con el ministro nos convidó con unos dátiles en una caja muy linda que había dejado de regalo uno de los ministros de Arabia que habían estado conversando del tema. Estamos hablando de un tema que tiene casi seis meses, no es que haya surgido nada concreto. Nadie quiere que vengan países a instalarse en Uruguay, eso está fuera de toda discusión, pero nos parece que en el caso de Uruguay es algo todavía bastante remoto.

EC - Vamos por partes. En primer término, ¿usted dice que le parece que Uruguay no corre riesgos en esta materia, que no sería factible que aquí se concretaran operaciones como las que han ocurrido en otros lados?

ML - Parece mucho más complicado, porque hasta donde sabemos –y es un tema que tenemos que profundizar–, las compras básicamente se hacen a países, a gobiernos que son dueños de extensiones importantes de tierras.

EC - Aquí podría irse por otro camino, podría irse por el armado de un rompecabezas comprando a privados.

ML - Sí, es posible, pero es mucho más complicado. La necesidad de venir a Uruguay es algo muy relativo, hay otras posibilidades en otros lados. Armar ese rompecabezas con cientos de productores no parece algo que sea la primera opción de ningún país. Por ese lado creo que no hay que hacer demasiado pamento con esto. Tampoco hay que distraerse, es un tema importante que hay que analizar, estudiar, y probablemente ir armando algún tipo de legislación para protegerse de estas cosas.

EC - ¿El tema se había considerado en la ARU? ¿Ustedes han estado atentos a esto que está ocurriendo fuera?

ML - No, tuvimos alguna referencia a raíz de la reunión del presidente de Brasil con gente de China. El tema había surgido y atrás de eso Brasil tomó una serie de medidas de protección. Cosa que Brasil siempre hace, toma medidas de protección, tiene zonas en la frontera donde los extranjeros no pueden comprar tierras, en fin, rezagos de la época imperial. Pero más de eso no.

JAE - Me quedo con el objetivo que ha trascendido, que es la producción de leche, ese puede ser el interés de Arabia Saudita en nuestro país. Hay una empresa privada de Nueva Zelanda que ha comprado, no en forma conjunta pero sí en forma aislada, un número importante de tambos y es el más importante productor del país. Entonces me pregunto, independientemente de esto, cuál es el riesgo que ven ustedes en que un estado venga y haga volumen en nuestro país para asegurarse un producto en un mercado de destino.

ML - En primer lugar, son dos cosas claramente distintas: una cosa es una inversión de privados y otra es una inversión de un Estado. En el caso de Nueva Zelanda son unas 30.000, 40.000 hectáreas, según tengo entendido, puede ser algo más o algo menos, porque los campos se venden y se compran. Pero eso, que desde el punto de vista de un inversor privado es una inversión importante, desde el punto de vista de un Estado es una inversión muy chica, no parece que sirva como buen ejemplo.

Por otra parte, lo lógico es comprar el producto, no comprar la tierra para producir. Lo razonable es eso, y creo que tenemos que aprovechar esta oportunidad que se nos presenta, que claramente viene de una cierta preocupación por asegurarse el abastecimiento de alimentos, cosa que Uruguay por suerte produce en abundancia, y hacer convenios comerciales para colocar nuestra producción de la mejor manera posible. Parece mucho más razonable llegar a acuerdos de ese tipo que pensar que van a venir a comprarnos el país. Por el momento no parece algo que vaya a pasar.

EC - De sus respuestas anteriores deduzco que la ARU vería con buenos ojos que se regulara esta materia.

ML - Sí, la gran dificultad está en no caer en lo que me acaban de preguntar con respecto a la lechería. Hay una diferencia muy grande entre la inversión de un país y la inversión de privados, por tanto hay que tener muy claro cómo se legisla de manera que no entreverar las cosas, de ponerle un freno a la inversión de países pero no a la inversión privada. Esa es la dificultad que nosotros vemos en esto, que creemos que es un tema más jurídico, que habrá que analizar en profundidad, porque se corren serios riesgos de correr una inversión extranjera, que en definitiva es lo que está explicando gran parte del desarrollo actual de la agropecuaria.

JAE - Entre otras cosas porque los estados no compran directamente, lo hacen con sociedades. Son empresas privadas que pueden ser propiedad de los estados, como la empresa china que mencionábamos recién.

ML - Como ustedes saben, en Uruguay las sociedades anónimas al portador están semiprohibidas, se estudia caso a caso y eso puede servir para hacer un estudio serio de cuál es el origen de los fondos que compran en Uruguay. Por ahí se puede trabajar bastante.

EC - ¿En qué quedaron con el presidente a propósito de este asunto, entonces?

ML – En que lo íbamos a analizar, a estudiar e íbamos a tener alguna conversación en algún momento en el futuro.

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Transcripción: María Lila Ltaif
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