El fiasco de Harvard: mil millones de dólares en tierras agrícolas

GRAIN y Rede Social de Justiça e Direitos Humanos | 6 de septiembre de 2018

El fiasco de Harvard: mil millones de dólares en tierras agrícolas

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Uno de los mayores compradores de tierras agrícolas del mundo está en problemas debido a su implicación en conflictos por la tierra, destrucción ambiental e inversiones arriesgadas. Este nuevo informe de GRAIN y Rede Social de Justiça e Direitos Humanos1 presenta por primera vez un análisis exhaustivo de las cuestionadas inversiones de la Universidad de Harvard en tierras agrícolas por todo el mundo.

El informe encontró que:

  • El fondo de dotación de Harvard ha gastado unos mil millones de dólares en la adquisición de más de 850 mil hectáreas de tierras agrícolas en todo el mundo, convirtiendo a la Universidad en uno de los mayores y más diversos inversionistas agrarios a nivel geográfico.
  • Las adquisiciones de tierras agrícolas por parte de Harvard fueron hechas sin las auditorías previas adecuadas y han contribuido al desplazamiento y el acoso a comunidades tradicionales, a la destrucción ambiental y a conflictos por el agua. En particular, las consecuencias de estas adquisiciones son perjudiciales en Brasil, donde el fondo de dotación de Harvard adquirió casi 300 mil hectáreas de tierras en el Cerrado, la sabana más biodiversa del mundo.
  • Las poco claras inversiones en tierras de Harvard tuvieron como resultado ganancias inesperadas para los administradores de los fondos y sus socios comerciales, pero fracasaron como estrategia de inversión para la universidad.

Este informe exhorta a los estudiantes, docentes y ex alumnos de Harvard a exigir que el fondo de dotación de la Universidad termine con todas las inversiones en tierras agrícolas, tome medidas inmediatas para resolver todos los conflictos de tierras asociados a sus propiedades actuales y asegure que las comunidades afectadas sean compensadas adecuadamente por los daños.

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Palmerina Ferreira Lima, frente a su casa en el pueblo de Melancías, Piauí, Brasil. (Foto: Rosilene Miliotti / FASE)

“El agua: se terminó”

Palmerina Ferreira Lima es una mujer de 77 años, de la aldea de Melancias, ubicada en la ribera del Río Uruçuí Preto, en el estado brasileño de Piauí. Por más de cien años, su comunidad vivió de las tierras fértiles, de la exhuberante sabana y sus aguas abundantes, en la norteña región del Cerrado, de gran biodiversidad. Pero aquellos días de bienestar son recuerdos lejanos.2

Hace algunos años, poderosos hombres de negocios cercaron las tierras que rodeaban el poblado y erigieron grandes plantaciones de soja industrial. La comunidad de Palmerina ya no tuvo acceso a la tierra de la cual dependieron para alimentar a sus familias por generaciones. Comenzaron a sufrir problemas de salud que antes no existían, producto de las fumigaciones aéreas de pesticidas, que son arrastradas por el viento desde los cultivos hacia sus casas. Los pesticidas también destruyeron sus cultivos y contaminaron sus fuentes locales de agua. Y esos ríos y vertientes, que alguna vez fueron abundantes y llenos de peces, ahora se están secando debido a la deforestación y al riego de las plantaciones.

“El agua: se terminó. Lo que queda es muy poco. Tenemos miedo a morir de sed. Bastaría con detener estos proyectos y el agua volvería. Pero no los detienen. No. Seguramente los detendrán cuando el río esté totalmente seco”, señala Palmerina.

Aunque la gente de Melancias no lo sabe, uno de los predios que les está ocasionando este daño es propiedad de la Universidad de Harvard. El involucramiento de Harvard no es obvio porque siendo una universidad de elite su propiedad está oculta tras una compañía administrada por socios brasileños locales. Harvard contrató a estos empresarios para que adquirieran la tierra y explotaran la tierra a nombre de ellos. Pocas personas saben que este mismo grupo brasileño de negocios adquirió por lo menos otras 5 propiedades para Harvard en esta área de Brasil, con iguales consecuencias para las personas que ahí viven. Y este es solamente uno de los tres grupos brasileños con los cuales trabajó Harvard para adquirir cerca de 300 mil hectáreas de tierras de cultivo en el nordeste de Brasil, en el Cerrado, entre 2008 y 2016, convirtiendo a Harvard en uno de los principales propietarios extranjeros de tierras agrícolas en el país.

Las tierras de cultivo de Harvard en Brasil son sólo una parte de un rompecabezas mucho mayor, oculto tras una oscura red de compañías que compran tierras agrícolas a nombre de la Universidad en todo el mundo. Nuestras investigaciones revelan que, a lo largo de la última década, Harvard hizo uso de múltiples estructuras empresariales para adquirir extensas tierras de cultivo en Brasil, Sudáfrica, Rusia, Ucrania, Nueva Zelanda, Australia y Estados Unidos. Protegidos del escrutinio público, el fondo de dotación de la universidad acumuló en menos de diez años una de las mayores carteras de tierras de cultivo, más que cualquiera de las compañías financieras del mundo.

El despilfarro de Harvard en tierras agrícolas en el mundo

Harvard comenzó a comprar tierras agrícolas inmediatamente después de la crisis financiera y de los precios de los alimentos, de 2007-2008. Fue uno de los numerosos fondos de dotación, de pensiones y otras instituciones de inversión que comenzaron a adquirir tierras agrícolas en los inicios de la crisis e las inversiones de alto riesgo y del colapso del mercado inmobiliario en Estados Unidos y Europa. Mientras que la Asociación de Seguros y Anualidades Magisteriales (TIAA, por sus siglas en inglés) de Nueva York tomó el liderazgo en la compra de tierras agrícolas entre los fondos de pensión, Harvard, con su fondo de dotación de 37 mil cien millones de dólares, rápidamente se convirtió en el principal comprador de tierras agrícolas entre las universidades (ver Tabla 1.)3

Tabla 1. Fondos de dotación de las principales universidades estadounidenses en cuyos portafolios de inversiones existen transacciones con tierras agrícolas.
Fondo de dotación Activos gestionados (en miles de millones de dólares estadounidenses) Asignación para recursos naturales (en millones de dólares estadounidenses) Ubicación de las tierras agrícolas
University of Texas Investment Management Company 40,3 4 978 Australia, América Latina
Harvard Management Company 36,0 4 644 África, Oceania, América Latina, EUA
Princeton University Investment Company 21,7 3 625 Desconocido
Stanford Management Company 29,1 2 301 Desconocido
Yale University Endowment 25,4 2 007 Desconocido
University of Michigan Endowment 9,7 700 Desconocido
Emory University Endowment 4,6 642 Desconocido
University of Pennsylvania Endowment 10,7 642 Desconocido

Fuente: Perqin, agosto 2017, http://docs.preqin.com/reports/Preqin-Special-Report-Natural-Resources-Top-100-August-2017.pdf

Harvard ya había realizado importantes gestiones destinadas a la adquisición de plantaciones forestales maderables.4 Así que la inversion de fondos de dotación en tierras agrícolas no era algo totalmente nuevo para y se ajustarían fácilmente a su cartera de recursos naturales. Las inversiones en madera proporcionaron también contactos en todo el mundo y un modelo replicable de inversión en tierras en el mundo, a través de empresas ficticias en el extranjero y oscuras subsidiarias.

En 2008, la universidad comenzó a comprar tierras en Brasil, Sudáfrica y Nueva Zelanda. Luego vino una importante inversión en Rusia y Ucrania, seguida por varias compras de estancias en Australia y en Estados Unidos. Para junio de 2017, Harvard había inyectado más de 930 millones de dólares en varias de sus subsidiarias de tierras agrícolas y había adquirido más de 850 mil hectáreas en todo el mundo.5

Las adquisiciones de tierras de cultivo de Harvard son canalizadas a través de complejas estructuras empresariales, haciendo difícil comprobar la propiedad de las tierras agrícolas. Incluso la propia junta de supervisores no tiene una clara visión de las tierras que el fondo posee y administra.6

Una estructura corporativa poco transparente

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Figura 1: Adquisiciones de tierras agricolas por el fondo de dotación de Harvard.

Por sobre cada una de las estructuras de inversiones en tierras agrícolas hay una subsidiaria en Boston, exenta de impuestos, que administra diferentes partes de las inversiones del fondo de dotación. Estas subsidiarias, que participan en la adquisición de tierras agrícolas, son Blue Marble Holdings, Phemus, Demeter y Harvard Private Capital Realty.

La información que aparece en la declaración de impuestos de estas subsidiarias de Boston, muestra que Harvard canalizó dinero para la inversión en tierras agrícolas a través de estas compañías hacia otras subsidiarias, registradas en paraísos fiscales, tales como el estado de Delaware en Estados Unidos o las Islas Caimán. Las subsidiarias tienen nombres como Guara LLC o Granary Investments.

Desde estas compañías en los paraísos fiscales, el dinero fluyó hacia las subsidiarias en los países objetivos, las cuales son administradas por varios operadores locales, con actividad en los agronegocios y en la adquisición de tierras. Estos grupos locales de negocios identificaron las tierras, hicieron la compra y administraron las fincas. Harvard les pagó millones de dólares en honorarios por sus servicios (ver Recuadro 1).

Conflicto y controversia

Harvard siguió el camino de otros inversionistas institucionales que han adquirido tierras de cultivo – concentrarse en países que se consideran menos riesgosos, pero con el potencial de grandes retornos. Esto, sin embargo, no mantiene a las inversiones de la universidad libres de conflictos y riesgos.

En Australia, un informe realizado por la Office of Environment and Heritage señala que, en el año 2015, la subsidiaria de Harvard destruyó sitios de cementerios aborígenes y removió en forma ilegal la vegetación nativa en las tierras que adquirió en Nueva Gales del Sur. Existen antecedentes que indican que la compañía agrícola de Harvard no realizó un estudio sobre las culturas aborígenes antes de arar los campos, a pesar de eran evidentes muchos sitios importantes.18

En Sudáfrica, Harvard adquirió campos donde los ex trabajadores negros y sus familias tenían derechos de ocupación concedidos bajo la reforma agraria pos-apartheid. Los conflictos con las comunidades locales se describen en un informe de un investigador que trabajó con el administrador de los campos de Harvard en Sudáfrica, RussellStone.19 Según este informe, una vez que Harvard tomó el control de estas finca, alrededor de 2011, los administradores tomaron medidas para impedir el derecho de estas familias al uso de estas tierras, incluyendo el pastoreo de sus vacas y el acceso a los cementerios familiares. Se dice que el administrador de los campos de Harvard presionó a las familias a firmar un código de conducta y de imponer un sistema de reglas y penalidades que podrían llevar a la expulsión de una familia si no adhería a este código. Hay informes que indican que, después de esto, la tensión en la finca escaló a tal punto que Harvard temía que esto pudiera causar una atención internacional no deseada.

De acuerdo al mismo informe, Harvard insistió que RusellStone encontrara una solución mediada, a pesar de que RussellStone les aseguraba que estas tensiones con las familias ocupantes era algo normal en la agricultura a gran escala en Sudáfrica. La Universidad envió un mediador para ofrecer reubicar a las familias en otras tierras, pero las familias rechazaron la oferta, indicando que las tierras eran de mala calidad y lejos de servicios esenciales. Hay antecedentes que indican que, decepcionados con la situación y preocupados por las repercusiones para su imagen internacional, representantes de la universidad ordenaron a RussellStone, en 2014, vender todas sus propiedades de tierras de cultivo en las cuales hubiera familias “ocupantes”.

Harvard también ha enfrentado conflictos con sus adquisiciones de tierras agrícolas en Estados Unidos. Desde 2012, la Universidad ha puesto más de 115 millones de dólares para adquirir tierras en California y establecer viñas, según lo indicado en las declaraciones de impuestos. Estos campos, en la región de Paso Robles y el Valle de Cuyama, están ubicados en áreas donde la escasez de agua está amenazando la viabilidad de la agricultura.20 Los residentes locales y los agricultores están preocupados de que el proyecto de viñas de Harvard pondrá en peligro su acceso al agua y acusan a Harvard de usar tácticas tramposas para realizar un juego financiero para controlar los recursos hídricos restantes.

En marzo de 2016, un agricultor cuya familia ha cultivado uva de vino por décadas en el área y que está realizando un esfuerzo junto a varios cientos de otros propietarios de tierras para asegurar el acceso al agua subterránea, escribió una carta al CEO de Harvard Management Company:

La percepción local, bien o mal, es que Harvard ha estado haciendo lo siguiente: comprar utilizando varias capas de entidades desconocidas, de manera tal que sería difícil para un fiscalizador hacer el seguimiento de la compra hasta llegar a Harvard; usar agentes para presionar por la formación de distritos de agua locales, que permitirían a las propiedades de Harvard, finalmente, beneficiarse de concesiones del gobierno y fondos de contribuyentes; inducir a algunos dueños de propiedades a vender, con ofertas que son varias veces el precio de mercado y usar este método para adquirir propiedades que contienen infraestructuras hídricas públicas; y, generalmente, no estar disponibles para explicar a la población local acerca de cómo estas inversiones podrían afectar al más vital de los recursos —todo en nombre del retorno de la inversión.21

Acaparamientos de tierra en el Cerrado, Brasil

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Dos mujeres del pueblo de Santa Fe en el municipio de Santa Filomena muestran sus títulos de tierras, en septiembre de 2017. La gente de Santa Fe ha vivido en esta parte del Estado de Piauí en Brasil por más de 200 años, pero ahora son víctimas de una ola de acaparamientos de tierra en el área perpetrados por empresarios brasileños y financiados por empresas extranjeras como el fondo de pensión TIAA que tiene su sede en Estados Unidos. (Foto: Rosilene Miliotti / FASE)

Las adquisiciones de tierras más conflictivas realizadas por Harvard ocurrieron en Brasil. La universidad es una de las muchas compañías financieras extranjeras, provenientes de Norteamérica, Europa y Japón que han adquirido tierras en la región del Cerrado en el nordeste brasileño a lo largo de las últimas décadas. Este bioma de sabana, que contiene 5 por ciento de la diversidad del planeta, es crítico para la conservación del Amazonas y una de las principales fuentes de agua para la cuenca hídrica más importante de Brasil. También es la tierra de más de 80 pueblos indígenas, así como una variedad de pueblos “tradicionales” cuyo estatus es reconocido por la ley brasileña, tales como las comunidades afro-brasileñas quilombolas.

Pero durante el último par de décadas, esta parte del Cerrado ha sido intensamente deforestado y arado para una de las mayores expansiones de la producción de cultivos de materias primas en la historia reciente. La expansión comenzó en el sur y luego, hace diez años, comenzó a avanzar agresivamente hacia el noreste, hacia los estados de Tocantins, Maranhão, Bahía, and Piauí.

Esta “nueva frontera” para la producción de soja, caña de azúcar y otras materias primas agrícolas es hacia donde Harvard y otras compañías financieras extranjeras están orientando sus inversiones. Se sienten atraídos a esta área por los precios de las tierras relativamente bajos y el potencial aumento en el valor de mercado. Además de Harvard, algunas de las principales compañías financieras que están adquiriendo tierras en esta área incluyen a TIAA de Estados Unidos, ABP de Holanda, Sojitz de Japón y Valiance Asset Management del Reino Unido. Todas estas compañías operan a través de sociedades con compañías locales que se hacen cargo de la adquisición de tierras y de las operaciones agrícolas.22

La oleada de especulación en tierras agrícolas por parte de compañías extranjeras, ha agravado los conflictos locales por la tierra en el área. El Banco Mundial señala que, con la rápida expansión de las plantaciones agrícolas en esta parte del Cerrado, “la ocupación ilegal y desordenada de la tierra rural (grilagem) es común.”23 El grilagem es una forma particular de acaparamiento de tierras que se ha expandido en la parte nordeste del Cerrado en el cual se falsifican títulos de tierra para legitimar la ocupación ilegal de tierras públicas.24 Las tierras son cercadas para dar la apariencia de una finca y los títulos fraudulentos son vendidos con ganancias inmensas a otras compañías, las cuales a menudo están conectadas con inversionistas extranjeros.

Estas tierras públicas no están desocupadas, como generalmente lo señalan los acaparadores de tierras (grileiros). Por generaciones, han sido el hogar de las comunidades locales, en el caso de las áreas de tierras bajas, o son usadas en forma colectiva por estas comunidades para cazar, pastorear, recolectar leña y cosechar frutos y plantas medicinales. Por esto los grileiros recurren muy a menudo a la violencia y a la intimidación para desplazar a los habitantes locales e impedirles que accedan a las tierras.25

Harvard ha canalizado sus fondos para la adquisición de tierras agrícolas en el nordeste del Cerrado a través de tres diferentes grupos de negocio locales (ver Recuadro 1). Bajo el paraguas de estos operadores, la universidad adquirió silenciosamente, unas 300 mil hectáreas de tierras, un área mayor que Luxemburgo, en partes de los estados de Piauí and Bahía donde los conflictos por tierras son comunes.

Informes recientes han dado a conocer cómo uno de los socios de negocios de Harvard en Brasil, el grupo Granflor, hizo las gestiones para que una subsidiaria de propiedad de Harvard adquiriera más de 120 mil hectáreas de tierras en el estado de Bahía a un empresario, conocido grileiro en el estado.26 Granflor insistió en estas tierras, a pesar de haber sido advertido por los residentes locales, de que se meterían en serios conflictos.27 Según un informe de 2014 elaborado por una comisión estatal de Bahía, los títulos sobre las tierras se lograron a través de un “un festival de procedimientos irregulares e ilegales que terminaron en la usurpación de las tierras públicas” e implicó el desplazamiento violento de numerosas familias locales que tradicionalmente habían ocupado y usado estas tierras públicas. También parece que las adquisiciones de tierras de Harvard violan las restricciones brasileñas sobre propiedad extranjera que limitan la cantidad de tierra que una compañía extranjera puede adquirir en un municipio.28 La oficina del fiscal en el estado de Bahía ahora está considerando si demanda a la subsidiaria de Harvard y anula los títulos.29

Hay evidencia similar sobre la realización de grilagem por parte de otra compañía de negocios brasileña, socia de Harvard, en el estado vecino de Piauí. El grupo Insolo facilitó la adquisición a Harvard de al menos seis fincas que cubren más de 116 mil hectáreas en el estado de Piaui, a través de varias subsidiarias brasileñas de Harvard administradas por el grupo Insolo.

Fazenda Ipê es una inmensa finca de 58 mil hectáreas que Harvard compró a través del grupo Insolo mediante diferentes subsidiarias de Harvard con sede en Brasil. En un dictamen del 16 de mayo de 2018, el Juez de la Corte Agraria de Piauí, dictaminó que una de estas subsidiarias, Sorotivo Agroindustrial Ltda, usó la práctica ilegal del “grilagem” para adquirir alrededor de 27 mil hectáreas de tierras dentro de la Fazenda de Ipê, las que anteriormente eran tierras públicas.30

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Fumigación aérea de pesticidas a una plantación de soja en Piauí, Brasil. (Foto: José Cícero Silva/Agência Pública)

De acuerdo al juicio:

“En Piauí, el acaparamiento de tierras (grilagem) es uno de los principales vectores de deforestación y conflictos agrarios, en la medida que las transacciones inmobiliarias en el mercado rural suceden en desacuerdo con las reglas que resguardan la legislación civil, ambiental y agraria, haciendo imposible responsabilizar a los involucrados. Esta desacreditada práctica del grilagem es lo que fue realizado por [Sorotivo Agroindustrial Ltda] al adquirir sus títulos de tierras.”31

Cerca de la Fazenda Ipê, las personas de la comunidad de Baixão Fechado señalan que ellos fueron desalojados de las de las tierras que tradicionalmente han usado para criar ganado, cazar y pastorear y los llevaron a otra finca de propiedad de Harvard, administrada por el mismo grupo Insolo.32 La Fazenda Fortaleza, que cubre una superficie de 11 mil hectáreas, está ubicada junto a una gran finca de propiedad del administrador de fondos de pensiones de Estados Unidos, TIAA, llamada Fazenda Ludmilla.33 Los residentes de Baixão Fechado señalan que la deforestación causada por ambas fincas y la gran cantidad de agua que las fincas usan para riego, han afectado gravemente su acceso al agua, la que antes era abundante y de buena calidad. La situación ha llegado a ser tan mala que las comunidades han tenido que comenzar a traer agua en camiones. Las personas del lugar también señalan que la contaminación por la fumigación de pesticidas en las fincas es una causa del aumento en los síntomas como la tos, mareos, dolores de estómago y baja presión sanguínea que han sido observados en la comunidad, así como también un aumento en los casos de cáncer. Los pesticidas usados en estas fincas también han diezmado sus sitios de pesca y ha causado la destrucción de sus cultivos.34

“Ellos usan pesticidas como el Roundup. Destruyen todos nuestros cultivos, incluyendo el cultivo del haba. Solíamos ser los principales productores de haba en la región. Ahora estamos perdiendo todos nuestras habas. Fumigan el tóxico desde aviones y esto contamina todo. Aparece pestes, como la mosca blanca que no podemos eliminar, y destruyen todo”, señala José Branco, un residente de la comunidad Baixão Fechado.35

A través de su tercer socio de negocios en Brasil, el grupo Gordian Bioenergy (GBE), Harvard financió la adquisición de varias otras áreas de tierras agrícolas en Piauí, las que eran parte de un gran proyecto de agronegocios que GBE ha estado intentando realizar en el distrito de Guadalupe desde el año 2012. El proyecto de GBE aún lucha por conseguir los fondos que necesita para entrar a la fase de implementación, y, de acuerdo a Bloomberg News, Harvard ahora está intentando salirse del proyecto.36

Pero esto no son las únicas adquisiciones de tierras agrícolas que GBE ha montado para Harvard. En el distrito de Barra, en el estado de Bahía, Harvard adquirió una finca llamada Fazenda Boqueirao a través de la subsidiaria de Harvard manejada por GBE. Las tierras fueron compradas a la compañía brasileña Pro-Flora Agroforestal Ltda, la cual es de propiedad de una acaudalada familia empresaria del estado de Minas Gerais.37

Fazenda Boqueirao está en el centro del conflicto por tierras entre los propietarios de Pro-Flora y unas 400 familias que viven en el área. Después que los propietarios de Pro-Flora adquirieron Fazenda Boqueirao en 2004, hicieron las gestiones para reclamar los derechos sobre una gran extensión de tierras de 70 mil hectáreas, que incluían tierras que las familias campesinas habían usado para pastoreo colectivo de su ganado desde, al menos, 1935.38 Las familias rehusaron a renunciar a sus tierras y la tensión entre las dos partes se agudizó.39 Finalmente, en el año 2011, la autoridad estatal de Bahía intervino. Estuvo de acuerdo con las familias en que las reivindicaciones de la compañía por las tierras no eran válidas, pero en un consentimiento a la compañía, decidió entregar a Pro-Flora el título privado por un predio de 27 mil 800 hectáreas que las comunidades señalaron que no usaban.40 Este título privado fue formalizado en el año 2014, época por la cual Pro-Flora ya había vendido Fazenda Boqueirao a la subsidiaria local de Harvard, GBE, por 3 millones de dólares.41

Mientras tanto, Cloves dos Santos Araujo, un abogado de la Asociación de Abogados de Trabajadores Rurales (AATR) de Bahía, señala que el estado aún no ha formalizado los títulos para las familias de las 42 mil hectáreas restantes, dejándolas en un estado vulnerable y susceptible a una nueva ronda de acaparamiento de tierras por parte de los propietarios de Fazenda Boqueirao.42 En efecto, en junio de 2017, los abogados representantes de Pro-Flora iniciaron una petición al estado por el reconocimiento de los derechos de la compañía por el total del área de 70 mil hectáreas.43

La Comissão Pastoral da Terra (CPT) está siguiendo de cerca el caso y apoyando a las comunidades en la defensa de sus tierras tradicionales. Señala que el acuerdo que entregó a Pro-Flora, y en consecuencia a Harvard, un título privado sobre 27 mil 800 hectáreas de tierra es inconstitucional y viola las políticas de la reforma agraria de Brasil. Para la CPT, es otra desafortunada intervención del gobierno donde se sobreponen los derechos de un gran agronegocio sobre los derechos de las personas locales.44

Una cosecha miserable

La década de adquisiciones de tierras agrícolas de Harvard ha tenido muchos afectados, desde campesinos brasileños, pasando por trabajadores agrícolas de Sudáfrica hasta pobladores rurales de California. Los estudiantes y la facultad de Harvard también podrían ser vistos como víctimas de estas inversiones. Las inversiones del fondo de dotación están destinadas a apoyar los objetivos educacionales y de investigación de la universidad, pero sus negocios por mil millones de dólares para la adquisición de tierras ha tenido malos resultados. El año pasado, el nuevo jefe del fondo de dotación, NP “Narv” Narvekar, reevaluó las inversiones en plantaciones madereras del fondo y decidió rebajar el total de la cartera de recursos naturales en mil cien millones de dólares, de 4 mil millones a 2 mil novecientos millones.

En Brasil, donde Harvard realizó sus inversiones en tierras agrícolas más costosas y ambiciosas, la mayoría de las 300 mil hectáreas que el fondo adquirió, tienen una producción parcial o no producen nada. El proyecto GBE en Piauí está al borde del colapso, sin haber realizado un solo cultivo; las 124 mil hectáreas de tierras en Campo Largo de propiedad de Caracol, en su mayoría son tierras ociosas, y escasamente hay algo plantado en varias de las grandes fincas que adquirieron a través del grupo Insolo en Piauí, como la Fazenda Nazaré, Fazenda Galileia y Fazenda Fortaleza.45

Recientemente, los administradores de los fondos (con sede en Boston) que organizaron la polémica estrategia de acaparamiento de tierras agrícolas globales por parte de Harvard, se retiraron del fondo de dotación. En el tiempo que estuvieron a cargo del fondo, los principales administradores amasaron fortunas de cientos de millones de dólares en pagos por compensación —242 millones de dólares entre el año 2010 y 2014.46 Como lo destaca el analista de inversiones Charles Skorina, las compensaciones a los administradores de las carteras de recursos naturales se basan sobre todo en los avalúos de aquellas tierras agrícolas y plantaciones madereras controladas por los mismos administradores.

Según Skorina, la reciente reducción en el valor de los activos indica que esos avalúos los inflaron con el fin de beneficiar a estos administradores.47 Algunos de estos ex-administradores de Harvard fundaron una nueva compañía llamada Folium Capital, donde de nuevo están consiguiendo fondos de inversionistas institucionales para adquirir tierras en América del Sur.48

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El señor Juarez, del pueblo de Melancías, examina un arroyo local afectado por la Fazenda Galileia, propiedad de la Universidad de Harvard y ubicada en el municipio de Baixa Grande do Ribeiro, Piauí, Brasil. (Foto: José Cícero Silva/Agência Pública)

Harvard no puede alegar ignorancia. Llevó a cabo estas inversiones en tierras agrícolas a pesar de los años de crítica pública y demandas por una auditoría previa más estricta.49 Algunas de estas críticas eran internas. El 22 de mayo de 2018, una de las supervisoras del fondo de dotación de Harvard, Kat Taylor, renunció en protesta por las inversiones “poco transparentes” en actividades no éticas, incluyendo “la compra de tierras que puede no estar respetando los derechos indígenas [y] las fuentes de agua que amenazan el derecho humano del acceso al agua”.50

“Después de seis años de inacción de Harvard durante mi mandato, y de muchos otros que precedieron a mi participación como Supervisora, hoy hablo públicamente acerca de nuestra incapacidad de actuar. No tenemos excusa moral ni financiera que nos dé la razón” escribió ella. “A lo largo de la última década, el fondo de dotación de Harvard tuvo un rendimiento financiero muy inferior comparado con otros semejantes, pese a que continuamos invirtiendo en actividades y productos que dañaban el bienestar de nuestras comunidades, naciones y el planeta.”

Taylor señala que, aun siendo partícipe de la Junta de Supervisores, le fue imposible conocer en forma clara qué donación fue invertida en qué, y solamente tuvo “algunos indicios” de que el fondo tenía “tierras en África, propiedades en el delta del Río Amazonas y, potencialmente, activos en recursos hídricos”.

“Estos tres puntos sugieren que deberíamos haber estado al tanto de si estas propiedades respetaban los derechos indígenas, de la posibilidad de que la propiedad de la tierra no estuviera documentada, como ocurre tradicionalmente, de que hubiera activos particularmente sensibles desde un punto de vista climático y de la posibilidad de que los derechos de agua fueran vendidos por fuera del mercado, en detrimento de las ecologías y economías locales”, señaló en una entrevista con Agri Investor.51

Nuestras investigaciones sobre las adquisiciones de tierras de Harvard en Brasil sugieren que la universidad no procedió, ni siquiera, con un nivel mínimo de auditorías previas para asegurar que las tierras que compraba estuvieran libres de conflictos por tierras y se basaran en títulos claramente legales. Dado que se estaban invirtiendo cientos de millones de dólares para adquirir tierras agrícolas en un área reconocida por los conflictos agrarios y el acaparamiento de tierras, se debería haber ejercido una mucho mayor vigilancia.

Las correcciones necesarias

Las adquisiciones de tierras de Harvard debieran servir de advertencia para los inversionistas institucionales que hoy consideran participar en este sector. Los riesgos que tomaron los administradores de los fondos de Harvard no han retribuido financieramente a la universidad y, en cambio, la han dejado con una herencia de tierras y aguas en conflicto. Y tendrán que lidiar con ello. Mientras Harvard repiensa su estrategia de inversiones en tierras agrícolas, la universidad aún no anuncia ninguna medida para restringir futuros negocios en tierras agrícolas o para introducir nuevas reglas internas, lineamientos o sistemas de vigilancia para estas inversiones.52 Como un signo de la prioridad que le sigue dando a sus controvertidas inversiones en tierras agrícolas en Brasil, el fondo contrató en agosto de 2016 al arquitecto de las inversiones en tierras agrícolas de TIAA en Brasil, para dirigir su cartera de recursos naturales.53

Los estudiantes de Harvard, los docentes y los ex-alumnos deben exigir una evaluación completa e independiente de las adquisiciones de tierras agrícolas de la universidad. Esto debe incluir la contabilización de cuánto se gastó en adquirir la tierra, incluyendo los pagos a los administradores del fondo y a los socios de negocios y cuánto ha retornado al fondo a través de la producción en los campos y las ventas de los campos. También debe incluir un inventario de los daños causados a las comunidades locales por el desplazamiento, conflicto, contaminación química y destrucción ambiental, así como recomendaciones claras de cómo puede mejor compensar Harvard a las comunidades. No se le debería permitir a Universidad renunciar a sus responsabilidades simplemente vendiendo sus tierras agrícolas a otra compañía o externalizando la adquisición de tierras con administradores ajenos.

Harvard fue una de las pocas instituciones que comenzaron a invertir globalmente en tierras agrícolas tras el desastre financiero del 2008. Estas corporaciones, más que cualquier otra, son responsables de convertir las tierras agrícolas en una nueva “clase” de activos para los inversionistas financieros, ansiosos por encontrar activos reales o las llamadas “alternativas”, que pueden comprar para cubrirse ante la volatilidad en los mercados de acciones. Con los mercados inmobiliarios y bursátiles nuevamente a niveles muy sobrevalorados, podríamos ver la reaparición de las mismas tendencia que vimos después del 2008, generando una nueva carrera en pos de inversiones riesgosas en tierras agrícolas por parte de fondos institucionales y otro repunte de conflictos por tierras. La Universidad de Harvard puede ayudar a corregir todo esto declarando el fin de sus adquisiciones globales de tierras agrícolas.

Recuadro 1: La nebulosa red de tierras agrícolas de Harvard

En el caso de Sudáfrica, las adquisiciones de fincas de Harvard fueron administradas por RussellStone Group —una firma de inversiones de propiedad privada, con sede en Pretoria, que en 2008 entró al negocio de adquirir fincas en el sur de África para inversionistas extranjeros. Además de sus negocios con Harvard, RussellStone también administra las polémicas adquisiciones de tierras agrícolas de la Vanderbilt University en Mozambique.7 Entre junio de 2008 y junio de 2016, Harvard transfirió 73 millones 500 mil dólares por intermedio de una subsidiaria con sede en Mauricio a una subsidiaria sudafricana administrada por RussellStone. Con estos fondos, RussellStone compró varias propiedades agrícolas en KwaZulu-Natal, Mpumalanga, Limpopo, Free State y Guanteng. A lo largo de esos años, RussellStone recibió, al menos, 5 millones 100 mil dólares de parte de Harvard por los servicios de administración de las inversiones.

Harvard recurrió a una firma de inversiones similar para sus compras de tierras agrícolas en Australia (una compañía llamada Wealthcheck “que proporciona oportunidades para invertir en el Sector de Propiedades Agrícolas de Australia”).8 En Europa Oriental, Harvard formó sociedad con NCH Capital, una compañía neoyorquina, especializada en la privatización de activos en el ex-bloque soviético. La estrategia de NCH es adquirir los derechos de miles de pequeños lotes de tierra, principalmente en Rusia y Ucrania y fusionarlos en propiedades a gran escala.9 Por intermedio de una subsidiaria en las Islas Caimán, Harvard gastó más de 150 millones de dólares entre junio de 2009 y junio de 2016 para adquirir 59% de participación en el primer fondo de NCH para tierras agrícolas, que NCH utilizó para establecer 58 fincas a gran escala, cubriendo unas 490 mil hectáreas en Rusia y Ucrania.10 Harvard pagó a NCH 12 millones 900 mil dólares por los servicios de inversión durante este periodo.

En Brasil las adquisiciones de tierras agrícolas de Harvard fueron dirigidas a través de tres diferentes estructuras en las que participaron tres operadores locales.

1. Los Ioschpes

Ivoncy Ioschpes es un magnate de refacciones para automóviles del cual se dice que aprendió sobre el potencial para lucrar de la agricultura en el Cerrado, en 2000. Muy pronto empezó a adquirir tierras agrícolas en el norte del estado de Piauí y contrató a un grupo de agrónomos locales, quienes formaron una compañía llamada Insolo, para convertir estas tierras en extensas plantaciones de soja y algodón. En 2008, Ioschpe tomó el control de Insolo, puso a su hijo Salomão a cargo y reconvirtió la compañía en un vehículo para canalizar el dinero proveniente del fondo de dotación de Harvard hacia la adquisición de grandes áreas de tierras agrícolas en Piauí.11 Harvard es dueña de 95% de esta compañía, Insolo Agroindustrial S/A, a través de su compañía administradora de fondos Phemus Corp y varias subsidiarias en Delaware y Brasil. Entre junio de 2008 y junio de 2016, Harvard inyectó, al menos, 137 millones 700 mil dólares en Insolo Agroindustrial S/A, que después adquirió al menos seis fincas, cubriendo más de 115 mil hectáreas en Piauí. Harvard también le pagó a una compañía conectada con el grupo de Ioschpe, la suma de 3 millones de dólares anuales, en concepto de honorarios de consultoría, por “servicios de inversión”, desde junio de 2009 a junio de 2017.12

2. Gordian Bioenergy

Gordian Bioenergy, conocida como GBE, es una empresa privada administrada por el empresario greco-brasileño, Diomedes Christodoulou, el ex director ejecutivo de las operaciones de Enron en América del Sur junto a varios de sus ex-colegas de Enron —Roberto Hukai, John Novak y Steven Madrid.13 En 2007, Christodoulou y su equipo estuvieron buscando inversionistas estadounidenses y europeos para respaldar un proyecto de 150 millones para una plantación de caña de azúcar y una refinería de etanol que tenían planes de construir en Brasil.14

Se contactaron con el fondo de dotación de Harvard y las dos partes crearon una estructura corporativa, puesta en marcha a través de una compañía de las Islas Caimán para canalizar los fondos desde Harvard hacia la empresa de inversión conjunta. GBE luego se dispuso a adquirir tierras en el pueblo de Guadalupe y en sus alrededores en Piauí, donde propuso desarrollar sus operaciones de caña de azúcar, así como una finca para producir tomates a gran escala.15 También se adquirieron tierras en los estados vecinos por razones que no son claras. Una de las compañías que trabajó con GBE en la adquisición de tierras para Harvard fue Pro-Flora Agroforestal Ltda, una compañía de propiedad de un empresario brasileño, Antônio Pontes da Fonseca, uno de los propietarios de tierras agrícolas más grande en el estado de Minas Gerais.16 Entre junio de 2008 y junio de 2015, Harvard transfirió más de 246 millones de dólares a GBE para las adquisiciones de tierras agrícolas.17 No está claro cuánto de esto se le entregó a GBE por la administración de la inversión y otros servicios.

3. Granflor

La entrada de Harvard a la agricultura brasileña estuvo precedida por la inversión en plantaciones madereras. Algunos de estos negocios fueron coordinados por dos empresarios brasileños del sector forestal, Romualdo Maestri y Victor Hugo Silveira Boff, que son los cofundadores de la compañía Granflor Agroforestal. En 2008, Harvard y estos dos empresarios crearon una compañía en la ciudad brasileña de Porto Alegre llamada Caracol Agropecuaria. Esta compañía, 100% de propiedad de Harvard a través de un grupo de subsidiarias registradas en Delaware, recibió más de 60 millones de dólares de parte de la compañía administradora de fondos de Harvard, Blue Marbles Holdings, entre junio de 2008 y junio de 2016 para adquirir tierras agrícolas, sobre todo en Bahía. Durante este mismo periodo, Harvard aparece pagando a Maestri y Silveira Boff más de 10 millones de dólares por los servicios de inversión a través de su compañía Mb-Gestao e Projetos.


Referencias

1 Red Social para la Justicia y Derechos Humanos

2 Basado en el testimonio entregado a una misión internacional investigadora en septiembre de 2017 coordinada por FIAN International, Rede Social de Justiça e Direitos Humanos, Comissão Pastoral da Terra (CPT/PI) y FIAN Brasil. Para mayor información ver Rede Social de Justiça e Direitos Humanos, “Transnational corporations and land speculation in Brazil”, abril de 2018: https://www.social.org.br/images/MATOPIBA_EN.pdf

3 Para más información sobre las inversiones en tierras de TIAA ver: Rede Social de Justiça e Direitos Humanos, GRAIN, Inter Pares, and Solidarity Sweden – Latin America, “Foreign pension funds and land grabbing in Brazil”, 16 noviembre de 2015: https://www.grain.org/article/entries/5336

5 La información sobre las propiedades agrícolas de Harvard en todo el mundo se derivó a partir de los formularios de impuestos de la Harvard Management Corporation y sus subsidiarias entre el cierre del años financiero en junio de 2007 y junio de 2017, así como varios informes académicos y de medios de comunicación.

6 Esto se señala en la carta de renuncia de una de las supervisoras del fondo. Kat Taylor, “Un mensaje a mis compañeros supervisores de Harvard — 22 de mayo, 2018”: https://medium.com/@Kat_Taylor/a-message-to-my-fellow-overseers-of-harvard-may-22-2018-12ea17d5d9ec

7 Ver los informes de Oakland Institute: https://www.oaklandinstitute.org/company/emergent-asset-management

8 Ver el sitio electrónico de la compañía: http://www.wealthcheck.com.au/our-approach/

10 La información sobre las adquisiciones del fondo NCH son de una presentación del Director General de NCH Joseph Bond en la conferencia The Shifiting Nexus of Global Agriculture en Kansas City, julio 16-17, 2013: https://www.kansascityfed.org/publicat/rscp/2013/bond-agsymposium2013.pdf

11 Lorena Izá Pereira y Lucas Pauli, “The process of land grabbing and expansion of agribussiness in Matopiba, Campo-Território: Revista de geografia Agrária. Edición especial, p. 196-224, julio de 2016: http://www.seer.ufu.br/index.php/campoterritorio/article/download/30684/18932

12 Estos honorarios fueron pagados a Im Gestao Agroindustrial Ltda. por Phemus Corp de acuerdo a la declaración de impuestos de Phemus Corps.

14 Tim Webb, “Ex-Enron boss taps investors in $150m ethanol push”, The Independent, 16 septiembre de 2007: https://www.independent.co.uk/news/business/news/ex-enron-boss-taps-investors-in-150m-ethanol-push-402465.html

15 El Proyecto se describe en el sitio web de la compañía: http://www.terracal.com.br/en/piaui-agro-industrial

16 La relación entre la subsidiaria de Harvard administrada por GBE y Pro-Flora Agroflorestal Ltda se puede ver en los documentos que obtuvimos y que tán incluidos en una petición legal presentada en Barra, Bahía, por abogados de Pro-Flora Agroflorestal Ltda en marzo de 2015. Un video promocional de una de las fincas de propiedad del grupo de Antônio Pontes Da Fonseca se puede ver en: https://www.youtube.com/watch?v=wKkyR_jH-Zk

17 Estos fondos fueron transferidos a GBE Investments LP por Blue Marble Holdings según la declaración de impuestos de Blue Marble Holdings.

18 Peter Hemphill, “Harvard University puts Newmarket Station property on market”, The Weekly Times, abril 4 de 2017: https://www.weeklytimesnow.com.au/property/harvard-university-puts-newmarket-station-property-on-market/news-story/3ef606bcced9d4329965aae291e0d93e; Peter Hemphill, “Harvard University lacked due diligence on protecting aboriginal sites”, The Weekly Times, 1 de abril de 2017: https://www.weeklytimesnow.com.au/news/national/harvard-university-lacked-due-diligence-on-protecting-aboriginal-sites/news-story/39b69ea81c610324d2d617fe4890f202

19 Antoine du Castel, “Cultiver le capital: Une analyse de la financiarisation de l’agriculture en Afrique du Sud par les « filières agro-financières » du private equity”, Tesis, Universite Paris-Saclay, 28 junio de 2016: https://agritrop.cirad.fr/582997/3/582997.pdf

20 Eli Burns y William Wang, “In Drought-Stricken Central California, Harvard Hopes to Turn Water Into Wine”, The Crimson, abril de 2018: http://www.thecrimson.com/article/2018/4/13/water-harvard-vineyards/

21 Daniel Blackburn, “Who win$ if state controls Paso Robles water basin?” Cal Coast News, marzo de 2016: https://calcoastnews.com/2016/03/who-win-if-state-controls-paso-robles-water-basin/

22 Rede Social de Justiça e Direitos Humanos, “Transnational corporations and land speculation in Brazil”, abril de 2018: https://www.social.org.br/images/MATOPIBA_EN.pdf

23 Ver Banco Mundial, Documento de Proyecto, Piaui: Pillars of Growth and Social Inclusion Project (P129342), diciembre de 2015: http://documents.worldbank.org/curated/en/423181468213891806/pdf/PID-Print-P129342-12-01-2015-1448983947229.pdf

24 El término grilagem se refiere a una vieja práctica de guardar documentos falsificados con grillos, de manera que los insectos harían que los documentos falsos parecieran viejos y aparentemente más reales.

25 Para más información sobre acaparamiento de tierras en el area, ver Rede Social de Justiça e Direitos Humanos, “Transnational corporations and land speculation in Brazil”, abril de 2018: https://www.social.org.br/images/MATOPIBA_EN.pdf

26 Alicia Prager y Flávia Milhorance, “Cerrado: U.S. investment spurs land theft, deforestation in Brazil, say experts,” Mongabay, 28 marzo 2018: https://news.mongabay.com/2018/03/cerrado-u-s-investment-spurs-land-theft-deforestation-in-brazil-say-experts/; Ciro Barros, “Empresa que integra fundo de Harvard comprou terras griladas na Bahia,” Publica, 1

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