BBC Mundo | 24 de junio 2010
Jordi Miró
Brasilia
El gobierno de Brasil está preocupado por el número cada vez mayor de tierras que compran los extranjeros y decidió ponerle fin al asunto.
"Hay abusos en la compra de tierras por parte de extranjeros, sobre todo de tierras productivas. Tenemos que empezar a discutir este problema", dijo el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva.
"Una cosa es que un ciudadano (extranjero) venga a comprar una fábrica, otra cosa es que quiera comprar la tierra de la fábrica, la tierra de la soja, la tierra del mineral", añadió el presidente.
Según el Instituto Nacional de Colonización y Reforma Agraria (INCRA), entre 2007 y 2008 los grupos extranjeros -muchos de ellos fondos de inversión estadounidenses y europeos- se hicieron con alrededor de 12 kilómetros cuadrados de tierra por día.
Ahora ya hay casi 4,5 millones de hectáreas inscritas en manos de extranjeros, sobre todo en los estados del centro y oeste del país, como Sao Paulo, Bahía, Minas Gerais o Mato Grosso.
"No es una cuestión de xenofobia. La tierra es un medio de producción finito y el estado brasileño va a poner límites", dice a BBC Mundo el presidente del INCRA, Rolf Hackbart.
"Es un tema de soberanía. La tierra tiene que ser de los brasileños. No es sólo el suelo, es el subsuelo, las aguas, el aire, la biodiversidad, una riqueza enorme", añadió.
Límites En la actualidad, hay límites para los ciudadanos y empresas extranjeras establecidas en Brasil: no pueden comprar más de un 25% de las tierras de las provincias.Rolf Hackbart, presidente del INCRA
Brasil, tierra disputada
En Brasil, un gigante con millones de kilómetros cuadrados de tierra con suculentos recursos naturales, nunca antes la tierra estuvo tan disputada como en los últimos años.
"La tierra es una reserva de valor y el precio de la tierra en Brasil no para de crecer. Además, hay una crisis alimentaria en el mundo y la FAO dice que la mitad de los alimentos para acabar con el hambre en el mundo tiene que venir de Brasil", añade.
Según él, la crisis ambiental y energética que vive el mundo ayuda a que los agresivos fondos extranjeros quieran hacerse con tierras en Brasil.