Tierras agrícolas de países emergentes atrae inversores

Reparto de tierras, por Diego Rivera (1924)

El Diario de Paraná, 3-3-2010

En un momento en el que la seguridad alimentaria del mundo se está convirtiendo en una cuestión prioritaria, las inmensas tierras aptas para la agricultura en los países emergentes atraen la atención de los inversores. Países como Brasil, Argentina, Ucrania, Rusia, Kazajastán, Sudán, Malawi, Angola, Indonesia, Laos o Camboya se encuentran entre los preferidos de los inversionistas.

Un ejemplo de esta nueva coyuntura es el hecho de que la empresa AgroGeneration hizo su entrada en bolsa en Europa el lunes para recaudar fondos e invertir en cereales en Ucrania. AgroGeneration alquila en Ucrania unas 20.000 hectáreas dedicadas al cultivo de cereales y apuesta a llegar a las 100.000 hacia 2012.

En los últimos años, Ucrania se impuso en el mercado mundial ganando terreno ante los grandes países exportadores, como Francia. A pesar de las dificultades a raíz de la falta de mano de obra calificada, el material obsoleto y tierra que no pueden ser cedidas, los inversores desembarcan en Ucrania.

La ley ucraniana prohíbe la cesión de tierras privadas surgidas de antiguas koljoses (cooperativas agrícolas de la ex Unión Soviética) atribuidas por pequeñas parcelas a los habitantes. Por ello, AgroGeneration tuvo que optar por el alquiler, firmando más de 9.000 contratos de una duración media de 19 años. Según un informe publicado en 2009 por la organización no gubernamental (ONG) Grain, hay muchos involucrados en el negocio en Ucrania, entre ellas el banco norteamericano Morgan Stanley, que alquila unas 40.000 hectáreas, y el gobierno libio, que obtuvo el acceso a 247.000 hectáreas a cambio de gas y petróleo.

En Indonesia, hay inversores de China, Corea, Singapur y Oriente Medio que están interesados y algunos de ellos reclaman superficies enormes, del orden de 500.000 hectáreas, como es el caso del grupo saudí Bin Laden, que contactó con el gobierno para estudiar la producción de arroz basmati. Como otras instituciones y ONGs, el Banco Mundial observa de cerca este fenómeno que quisiera organizar mejor para salvaguardar los intereses de las poblaciones locales.

Sin embargo, es difícil conocer por ahora la amplitud de este “acaparamiento” de tierras o “land grabbing”, como se lo conoce en inglés, reconoció Hervé Guyomard, el director científico del INRA, el instituto francés de investigación agrícola. “Según lo que se sabe, esto representa de hecho sólo 0,6% de las superficies cultivables, lo que es poco”, indicó.
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