Colombia: Nuevo gigante de la palma a la vista

17-9-2015, El Espectador
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Sunny Verghese, CEO y cofundador de Olam International. / Luis Ángel

Cultivos de granos, también en el radar

Sunny Verghese, CEO de Olam, cuenta que la empresa estudia entrar a los sectores cacaotero y palmero. Para este último, la inversión sería de US$100 millones.

Por: María Alejandra Medina C.

Olam es una de las compañías agroindustriales más grandes del mundo y tiene entre sus 14.000 clientes a firmas como Hershey’s, Kraft y Unilever. Fue fundada en 1989 por una familia originaria de la India, pero que desde el principio concentró sus operaciones en África. A partir de su incursión en el negocio del marañón en Nigeria, se convirtió en el primer productor mundial de este fruto. Hoy, 26 años después, tiene su base en Singapur, está listada en la bolsa de ese país y tiene presencia en otros 64 mercados, con 44 productos en su portafolio, como avellana, cacao y café.

Su cadena de valor va desde cultivar la materia prima hasta la producción de alimentos empacados en mercados como el africano; tiene 2,7 millones de hectáreas propias y a la vez compra directamente la producción de cuatro millones de agricultores en todo el mundo. Sus principales dueños son el fondo soberano de Singapur Temasek y la japonesa Mitsubishi, con 52 % y 20 % de participación, respectivamente.

A Colombia llegó en 2006 y se metió en el negocio de la madera de teca y en el de café, con dos plantas procesadores en Armenia y Neiva. Hoy tienen ingresos por $324.000 millones. Sunny Verghese es el CEO global, accionista y cofundador de Olam. Estuvo en el país, el centro de operaciones de la compañía para la región andina y Centroamérica, para formular los planes de la empresa de ahora a cinco años. Habló con El Espectador sobre sus proyectos de inversión localmente.

¿Cuál es el interés de la compañía en Colombia a futuro?

Nos hemos enfocado en café. Estamos pensando en una tercera planta procesadora, ya que la producción se está recuperando y se proyecta en 13, 14 y hasta 14,5 millones de sacos. Evaluamos invertir en el futuro en palma y en plantaciones de cacao. Colombia tiene buenas condiciones climáticas y a los colombianos les gusta el chocolate, caliente por ejemplo, y la demanda de productos a base de cacao es muy alta. Pero el país no produce lo suficiente, entonces importa. Para la palma, sería un negocio integrado con plantaciones, procesadoras de aceite y plantas de refinación, tal vez para biocombustibles también.

¿De qué depende hacer esa inversión?

Me reuní con el presidente y los ministros de Agricultura e Industria y Comercio. Les dije que algunas de las cosas que vemos para invertir es la incertidumbre en la tenencia de la tierra. Ahora hay reformas (como la Ley de Zidres) que quieren pasar para que la tierra se pueda dar en arrendamiento, no dar la propiedad, lo que está bien siempre y cuando el arrendamiento sea lo suficientemente largo, porque por ejemplo la vida útil de una plantación de palma es de 25 años. Con la restricción de 1.000 o 1.400 hectáreas (UAF) no es viable, porque el mínimo para palma son 10.000 hectáreas, ya que se necesita un molino, el cual a su vez necesita una producción mínima para ser sostenible. Me dijo el presidente que están esperando la aprobación en el Congreso de estos proyectos.

La crítica de la oposición a ese proyecto es que podría darse para un acaparamiento de tierras por parte de agroindustriales y dejar a los campesinos pobres sin tierra.

El corazón de la economía agropecuaria, excepto en países como Estados Unidos y Canadá, son los pequeños productores. No se trata de reemplazarlos, no se puede hacer. Pero el mejor modelo para nosotros, que tenemos cultivos en 21 países, es la coexistencia. Tenemos plantaciones operadas de una forma muy eficiente, mecanizada, y alrededor de eso se necesitan muchos programas de pequeña producción agrícola. La compañía puede proveer asistencia técnica, microfinanzas, mejores semillas, fertilizantes, agroquímicos, pueden transferir la tecnología y comprarles. Ambos sistemas funcionan juntos.

¿Qué otros obstáculos ve para invertir en Colombia?

La infraestructura. No hay suficiente para el transporte de las materias primas. Es un problema de Latinoamérica. En Brasil, por ejemplo, hay mucha tierra y agua, pero el costo de transportar una tonelada de soya por 3.200 kilómetros es US$140. En EE. UU., para los mismos 3.200 kilómetros el costo es US$13. Colombia tiene muchos ríos, la forma más eficiente es utilizar los sistemas fluviales, que son más baratos que el tren, que es el segundo más barato. El peor son las carreteras. Colombia no tiene trenes y el sistema de ríos no está siendo explotado. El Gobierno nos explica que su programa es el más grande de infraestructura. El último asunto es la situación política, los diálogos en Cuba: ¿van a llegar a una resolución? Como inversionistas llegamos con proyectos de agricultura a 25, 30, 40 años, pero hay mucha incertidumbre. Es difícil hacer inversiones de largo plazo.

¿Cuánto invierten en Colombia y, resueltos los problemas, de cuánto sería la inversión?

La inversión hoy es de US$60 millones. Con las 10.000 hectáreas en el plan de palma la inversión sería de US$50 millones mínimo. En el molino serían otros US$50 millones. Cacao serían US$15 o 20 millones. Creemos que Colombia no tiene que importar ni un kilo de granos. Si se dan las condiciones en la Altillanura, nos meteríamos en ese negocio.

¿En cuánto tiempo?

En palma y cacao, en dos o tres años. En granos puede ser en cinco años. Tenemos 100 empleados hoy, pero si estas inversiones se dan, serían varios miles de personas.

¿Cuánto es Latinoamérica para el negocio de Olam?

El 12 % de nuestros ingresos y el 18 % de nuestras inversiones.

¿En qué innovaciones trabajan para atender la creciente demanda de comida mundial?

Hay muchos retos para este siglo. Uno es la seguridad alimentaria, habrá un desequilibrio en oferta y demanda. Luego está la seguridad del agua. China tiene el 20% de la población mundial pero el 7% del agua. Rusia tiene 2% de la población y 25% del agua. Hoy consumimos 4,9 billones de metros cúbicos y serán siete billones en 2030. ¿De dónde vamos a sacar el agua? El tercer reto es seguridad energética, el 47% del costo en agricultura es la energía. Está el reto del impacto del cambio climático. El calentamiento global está cambiando todo radicalmente. El reto del desarrollo sostenible está en que tenemos un planeta pero estamos consumiendo al ritmo de 2,5 planetas. Eso no es sostenible. El último es el crecimiento inclusivo: 70 personas, no familias, 70 personas en el mundo tienen tanta riqueza como la base de 3.500 millones de personas juntas. Estos retos están conectados. Lo que hacemos como compañía es tratar de mejorar la productividad, los rendimientos para que países como Nigeria no gasten dinero importando arroz que podría producir localmente. Se trata de mejores prácticas, por ejemplo. Además, tenemos nuestros propios centros de innovación en Estados Unidos e India.

¿En qué trabajan para resolver problemas como la pérdida de alimentos poscosecha?

El 40 % de la comida que se produce se pierde poscosecha, por problemas de almacenamiento. Habría que invertir billones de dólares en los próximos 40 años en bodegas para lo requerido. Pero no va a pasar. Es mucho dinero. Pero en los países OCDE el desperdicio de comida se da en la mesa. Fueron 400 millones de toneladas de comida el año pasado, que equivalen a la comida que consume África. Es un gran problema que tiene que ser atendido por los gobiernos en conjunto con el sector privado.
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